Los mensajes de tu cuerpo: AFONIA y LARINGITIS
Cualquier dolencia o síntoma que afecte a la voz, como la afonía o la laringitis, es una indicación de que la persona no se permite expresar aquello que quiere expresar. Eso no significa necesariamente que no hable, sino que, tanto si lo hace como si no, internamente se critica por hacerlo, y en el fondo no se lo permite.
El secreto para solucionarlo consiste en cambiar las creencias que te impiden expresar una necesidad de tu alma de Ser, y empezar a permitirte ser tal y como eres, aunque lo que expreses no siempre guste a los demás. No podemos esperar que todo lo que digamos sea bueno o agradable, y en cada momento, lo hacemos lo mejor que sabemos.
Si te permites expresarte lo mejor que sabes, a lo mejor que puedes, verás que aprendes poco a poco a expresarte cada vez con más amor, sin necesidad de castigarte por lo que dices. ¡La vida es una constante expresión!
Como dice Lise Bourbeau en el libro “Obedece a tu cuerpo”:
Una persona con afonía ha perdido la voz, o suena muy apagada.
Este problema se presenta después de un choque afectivo que sacude la sensibilidad de la persona, quien luego se fuerza demasiado para hablar, aun cuando no exprese todo lo que su corazón desearía decir. Este excesivo esfuerzo crea angustia y deja un vacío. Finalmente, los sonidos acaban por extinguirse.
Más que creer que debes apagarte y dejar de hablar, sería sensato que revisaras lo que tu corazón quiere decir realmente y permitirte no hablar más que para decir palabras verdaderas, expresadas con amor. No es necesario que te fuerces a hablar para verte bien o para ser aceptado y querido.
La laringitis es una inflamación de la laringe, que se manifiesta por un enronquecimiento con tos.
Debido a que la persona que sufre laringitis pierde la voz parcialmente o por completo, su cuerpo le está diciendo que se impide hablar a causa de un temor. Esta persona desea decir algo, pero tiene miedo de no ser escuchada o teme disgustar a alguien. Se traga sus palabras, pero éstas permanecen atoradas en su garganta. Están listas para salir. No consigue callarlas.
También es posible que la persona tenga miedo de no estar a la altura de las expectativas de alguien si dice lo que tiene que decir, o puede temer el juicio de quien considera una autoridad en la materia; incluso puede ser que acabe de decir algo a alguien y sienta que ha hablado demasiado; entonces se promete callarse en el futuro; silencia su voz por miedo a que se le escape de nuevo. Por otro lado, puede que esta persona tenga una petición importante que hacer, pero prefiere callarse antes que correr el riesgo de ser rechazada. Incluso puede dar rodeos para no tener que hablar con alguien.
Cualquiera que sea el miedo que sientes, no es bueno, ya que impide expresarte libremente. Si persistes en creer que es mejor para ti no hacerlo, toda esa represión terminará por perjudicarte enormemente y no sólo la garganta resultará afectada. Además, el hablar te ayudará a abrir más tu centro de energía relacionado con la creatividad, que está situado en la garganta.
Acepta la idea de que jamás podrás expresarte de forma que complazca a todos y cada uno de los que te rodean. Si te das el derecho de expresarte a tu manera, los demás también te lo darán. Date cuenta, además, de que tu opinión es tan importante como la de ellos y de que tienes el mismo derecho de expresarla. Cuando tengas una petición que hacer, lo peor que puede pasar es que el otro conteste con una negativa. Esto no quiere decir que no te quieran, ni que nieguen lo que eres. ¡Sólo se refiere a lo que pides!
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